La quiebra de Peabody, el mayor productor de carbón, refleja el auge del shale gas en EE.UU. la fuerza de las energías alternativas, más barato y menos contaminante, y la caída de la demanda china. En poco tiempo vio caer su acción de u$s 1300 a u$s 2 en menos de 10 años. Fin de una era.
Peabody es todavía un emblema en EE.UU., donde más de un tercio de la electricidad es producida a partir del carbón. Pero con la llegada de las energías renovables, la empresa ha venido sufriendo el fin de una era, que se potenció con la desaceleración económica de China, el principal comprador del commodity (el precio del carbón cayó un 75% desde 2011).
La operación fue pensada para acceder al mercado asiático, pero luego el freno de la economía china hizo que la adquisición se le volviera en contra y llevara a la empresa al default. “Esta compra se convirtió en una maldición para el grupo”, sostuvo Jeremy Sussman, analista de Clarkson Capital Markets.
Chapter 11
Frente a este fin del viejo paradigma energético, nacido al calor de la Primera Revolución Industrial a mediados del siglo XVIII, la respuesta de Peabody fue jugar la última carta que le quedaba en el mazo. Ampararse por el célebre “Chapter 11” (Capítulo 11) de la ley de quiebras estadounidense para que se le permita reestructurar la deuda ha sido un recurso que, según los analistas, podría alargar un poco más la agonía.
Sin embargo, no es la opinión del CEO de Peabody, Glenn Kellow: “este proceso nos va a permitir reforzar nuestra caja, reducir nuestra deuda y reconstruirnos con una perspectiva de largo plazo”. A pesar del entusiasmo que exhibía el ejecutivo, los mercados parecen no verlo de la misma manera.
Porque además el gobierno de Barack Obama está embarcado en la decisión estratégica de reducir la proporción del carbón, que es altamente contaminante, dentro del total de la producción de electricidad del país. El año pasado, por primera vez en la historia, la parte de electricidad producida con shale gas (extraído de las rocas y cuya producción se volvió barata) superó a la del carbón, toda una señal de los tiempos que se vienen.
En ese sentido, el objetivo del gobierno de luchar con más decisión contra el recalentamiento climático va a implicar que la participación del carbón caiga al 27% en 2030, en beneficio de las energías renovables (para tener otra idea del cambio, en 2011 el carbón representaba la mitad de la producción de electricidad). Para Peabody, el mundo que conoció durante más de un siglo está tocando a su fin.
Sin embargo, este escenario es similar para la mayoría de las compañías del sector. De hecho, unos 50 productores que representan casi la mitad de la producción carbonífera estadounidense ya se ampararon bajo la ley de quiebras.
Después de la caída de gigantes como Alpha Natural Resources, Patriot Coal y Walter Energy, en enero pasado tiró la toalla Arch Coal, el principal competidor de Peabody en EE.UU. Para todos estos dinosaurios, la reconversión industrial no parece tener un “happy end”.