Mientras los argentinos soñamos con ser la Arabia de la Era Digital, proyectándonos como proveedores de la sal de litio como fuente energética de los autos eléctricos y dispositivos electrónicos del futuro, el verdadero metal de las nuevas baterías, definido como ”el oro del siglo XXI ” gana 266% en 18 meses

JORGE G. HERRERA, Ambito Financiero
Para los inversores adversos a los esquizofrénicos rendimientos de las criptodivisas, es hora de mirar quizás algo de la economía real, en particular, uno de los metales estrella, considerado el oro del siglo XXI: el cobalto.
En lo que va del año ya gana más de 22% y 65% en los últimos doce meses. Hoy cotiza en torno a los 91.500 dólares la tonelada según datos de London Metal Exchange, pero llegó a operarse a 95.000 dólares quince días atrás.
Para tomar dimensión del rally, su precio se ha multiplicado por más de tres en los últimos 18 meses, desde los 25.000 dólares de septiembre de 2016 (acumula una suba de 266%).
Este mineral es clave para los teléfonos móviles (cada iPhone requiere unos 8 gramos de cobalto refinado), pero el boom de su cotización se debe a los coches eléctricos, que necesitan hasta ocho kilos para sus baterías. El cobalto potencia las propiedades del litio, por lo que alarga la capacidad de las baterías. Vale señalar que el cobalto se consigue a partir de la producción de cobre y níquel.
A pesar de que el mercado mundial del cobalto es relativamente pequeño, cada día gana más relevancia estratégica. En 2017, la producción mundial fue de 123.000 toneladas y el 50% fue destinado a la fabricación de baterías recargables.
El principal productor mundial es la políticamente inestable República Democrática del Congo (64.000 toneladas en 2017), que concentra el 52% del mercado, muy por delante de otros productores como Rusia (5.600 toneladas), Australia (5.000 toneladas), Canadá (4.300), Cuba (4.200), Filipinas (4.000), Madagascar (3.800), Papúa Nueva Guinea (3.200), Zambia (2.900), Nueva Caledonia (2.800), Sudáfrica (2.500) y Estados Unidos (650).
Argentina no rankea, pero tiene reservas para empezar a explotar y no ponerle todas las fichas a los salares de litio. En la Argentina hay reservas de cobalto en La Rioja (minas King Tut, San Santiago y La Peregrina), en Salta (mina La Niquelina), y Virorco-Las Águilas en San Luis.
Uno de los principales productores privados del mundo es el grupo minero suizo Glencore, que controla dos grandes yacimientos en Congo, el de Katanga y el de Mutanda, donde produce anualmente 27.400 toneladas de cobalto (aunque la cifra se eleva hasta 42.000 toneladas vendidas a través de su negocio de trading).
No extraña que las principales mineras chinas que producen y refinan cobalto registraron un explosivo comportamiento bursátil en los últimos meses. Por su parte, las baterías de CATL tendrán como principal destino los automóviles eléctricos que tiene previsto fabricar Volkswagen durante los próximos años. Esto no es otra cosa que un claro ejemplo de cómo las grandes corporaciones se aseguran las fuentes de suministro de minerales claves.
Glencore tiene como objetivo duplicar su producción de cobalto en 2020 hasta 39.000 toneladas, para satisfacer el aumento de la demanda. De esta manera el grupo suizo aspira a controlar el 40% del mercado en 2019 y está negociando con Tesla y Apple para abastecerlas directamente. Para los expertos de CRU Group, con sede en Londres, la previsión de una mayor producción de cobalto por parte de Glencore servirá para disminuir el déficit de suministro durante los próximos años, pero no impactará negativamente sobre los precios debido a la creciente demanda mundial.
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